Los Peregrinos de la Diócesis de Saltillo han salido de sus Parroquias hasta los piés de la Morenita del Tepeyac  para ser consolados por las manos benditas de María Santísima de Guadalupe.

Llegamos los coahuilenses a la Basílica de Guadalupe cansados de la impunidad e injusticias, de las muertes y desapariciones, del desempleo y pobreza, de la imagen inflada de Estado que no refleja la realidad.

Pareciera que Sólo fuera de Coahuila se sabe lo que pasa en Coahuila y en nuestros medios hay apagón informativo.

Llegamos como Diócesis a presentarle a Dios por medio de Santa María de Guadalupe nuestro Plan Diocesano de pastoral. Porque queremos poner en nuestro pueblo la semilla del Evangelio que lo impulsará a trabajar en Espíritu de comunión, logrando así impactar la cultura para que mujeres y hombres, conscientes de su compromiso, construyan el Reino de Paz, igualdad, justicia y libertad.

Pedimos al Espíritu Santo que ilumine a nuestro Obispo y que sea la voz de quienes sufren en nuestra tierra. Y que sus palabras dichas desde la Basílica, retumben y muevan corazones.

Sabemos que no regresaremos a nuestras Parroquias desalentados porque María escucha las necesidades de sus hijos y vela por ellos. Queremos escuchar como en Caná: "Hagan lo que Él les diga".